LA ESTATURA MANDA
La estatura manda.
La estatura de los años
que no sabe de centímetros,
sino de tiempo, y calendarios
arrancados de las paredes
como jarrones que algún día
adornaron mesas brillantes,
y recuerdos.
La estatura
del tiempo manda.
Los ojos, entonces, se cansan
de estar abiertos,
aun cuando el cansancio
vence a los párpados.
Y cae la noche,
y la luna desnuda
se muestra colosal
entre sus novias estrellas,
con tul blanco, y aroma
a otra tarde derrotada más.
Se han de olvidar, entonces,
los días sempiternos
de las tartas y las piñatas.
Una península queda lejos
de las islas que la rodean.
Y es imposible alcanzar
el cielo con aviones de papel.
El combustible de los sueños
se consume en necias nostalgias
llenas de ebriedad taciturna,
y columpios sobre cuyas astillas
descansan viejos mares de tinta,
y sillones cargados de regalos.
La estatura de los años
y el tiempo es la que manda
al humano sin tiempo.