TÚ
Para el viento que arrecia
ahora en mis alas de nostalgia.
Para el mar de melancolía
que azota mis costas
de tristeza.
Y para el poema que no deja
de resonar el epicentro
de ausencia de mi alma.
Para todo eso,
solo una palabra: tú.
No existe más belleza que atrapar los sonidos del mundo en unas palabras y ahondar en sus misterios por medio de las palabras de un poema.
TÚ
Para el viento que arrecia
ahora en mis alas de nostalgia.
Para el mar de melancolía
que azota mis costas
de tristeza.
Y para el poema que no deja
de resonar el epicentro
de ausencia de mi alma.
Para todo eso,
solo una palabra: tú.
UNA PALABRA SIN PALABRAS
Ahora
una palabra sin palabras
lo dice todo.
En silencio, nuestras miradas
gritan lo que el corazón esconde,
y el alma ansía manifestar:
un mar que azota sin olas
las costas inefables del cariño,
con nuestros abrazos como puertos
finales de la nostalgia.
Amor, ahora,
una palabra sin palabras
que pregonan a los cuatro vientos
nuestras miradas.
Una palabra sin palabras
que dice en este instante
todas las palabras.
LA MEJOR PALABRA HOY
Todo el ruido sobra ahora.
No necesito más
que la mejor palabra hoy.
Y solo quiero que se calme
la marejada de desazón
que inunda mi pensamiento
demasiado revuelto.
No necesito más
que el verbo que mueve
el viento más allá del aire.
La que grita profunda
sin que se escuche
más allá de la armonía
de socorro de mi corazón
en busca desaforada del alma.
Sin interferencias.
La mejor palabra hoy:
mi silencio.
SOLO CALMA
Mi mente lleva un tiempo
con marejada de nostalgia,
tristeza, miedo y apatía.
Y ya ha llegado el momento
de que amaine la tormenta,
y de que vuelvan las aguas
a su cauce.
Mi corazón pide serenidad,
al compás de la quietud
sin prisas de mi alma.
Así que déjenme tranquilo
solo un ratito más que sea.
No quiero saber nada
del molesto ruido
de la urbe ni de mi tempestad
de excesivo raciocinio.
Mi alma pide solo calma.
Y que suene solo la poesía
silentemente fragorosa
de mi corazón,
desnudo a la tranquilidad.
Solo pido eso ahora:
solo calma.
DEMASIADO PESO
Hoy la vida me pesa demasiado.
La gravedad lleva apellidos:
tristeza, melancolía, nostalgia,
ausencia o llámenlo como quieran.
Lo cierto es que me pesa,
y es como si una bruma
de invierno eclipsara
la maravillosa primavera
en que mi corazón
estalla de alegría.
El mundo se me hace
demasiado cuesta arriba
durante un momento.
Y hasta la más sencilla
planicie se vuelve
una montaña insuperable
de miedos y cuitas.
Pero no importa.
Todo es breve, pienso.
Nada dura demasiado
como para matar del todo.
Y aunque la vida
me pese tanto
como para que la gravedad
lleve los apellidos
de la pesadumbre
de una ciudad sin más rumbo
que un cementerio de cristal,
mi alma es más fuerte.
Y sé que mañana,
aunque la vida pese,
seré más gigante
que ella para levantarla.
OTRA CONJUGACIÓN
Hoy mi verbo es distinto.
Se materializa
en otra conjugación.
Ni presente, ni pasado. ni futuro.
Tan solo es amar,
aunque tus labios
no me toquen la boca.
Aunque tus abrazos
no atraquen en mi cuerpo,
como barcos de ternura,
en mis puertos de nostalgia.
El silencio habla.
Y la voz grita
sin rumor.
Sin duda, hoy mi verbo
es distinto
en la otra conjugación
de amar.
BENDITA LOCURA DE AMARTE
Mis palabras hoy flotan,
como una brizna de aire
sin gravedad ni peso.
Y en este estrepitoso silencio
de nostalgia y ausencia,
que levanta
huracanes sutiles de ternura,
digo todo.
Digo lo que ningún otro verbo
llega a decir.
Lo que mueves sin tocarme.
El mar que encierras
en tu mirada azul de melancolía,
y tus labios distantes
de metáfora y verso.
Todo parece contarme otra cosa
que la moribunda rutina
de una ciudad de fantasmas.
Y es que te quiero.
Y mis palabras flotan,
como briznas de aire
sin gravedad ni peso.
Bendita sea
la locura de amarte.