TODO LO DE ENTONCES
Ya las horas que pasan
no son como las de antes.
Las agujas duelen.
Cada segundo es otra espada
que atraviesa el corazón
en un latido, y sigue
hurgando en la herida
que deja el tiempo a su paso
de nostalgia y recuerdos.
Y las palabras de entonces
ya no suenan como las de ahora.
El mar ya suena a bronca,
y no a grito de ensueño
como cuando era niño
y soñaba que cabalgaba
las olas en un unicornio
blanco, que ya se perdió
en aquellos ojos imprudentes.
Y algunos dirían:
las primaveras no pasan
en balde.
Yo ya he cambiado
de estación, algunas veces.
Y todo lo de entonces
ya no es lo mismo ahora.
El tiempo ya pasan,
las horas matan,
y las palabras, a veces,
ya duelen.