MUCHO QUE RECORDAR
Siempre hay mucho que recordar.
Recordar que somos de la misma tierra
que abraza los árboles y acoge la primavera
cuando abril toca a las puertas
de los almanaques en las casas.
Recordar que no tenemos por qué olvidarnos
de nuestra esencia de besos,
granadas en forma de frutas,
balas de arrumacos dulces
impelidas desde la más
sincera de las ternuras,
y la transparencia del alma
que da a nuestro mar
de emociones duales.
Siempre hay mucho que recordar.
Todo un océano de suertes,
destinos y batallas cotidianas varias.
Pero, ante todo, no hay que olvidar
que somos seres humanos.
Sin personas, sin máscaras.
Recordar que nos late el alma
en lo más hondo del corazón.
Sin duda, mucho que recordar.