VIDA
Solo una palabra basta
ahora para todo: vida.
Y que siga incendiándome
el alma la vida.
Solo una palabra: vida.
No existe más belleza que atrapar los sonidos del mundo en unas palabras y ahondar en sus misterios por medio de las palabras de un poema.
VIDA
Solo una palabra basta
ahora para todo: vida.
Y que siga incendiándome
el alma la vida.
Solo una palabra: vida.
DOMINGO NATURAL
Hoy es domingo. El mundo descansa,
pero la naturaleza sigue su curso.
Sin desafinar uno solo
de sus acordes cotidianos
de primavera, rosas, desierto, mar
fuego o vientos desbocados,
me invita a que de nuevo
le escriba desde mi alma desnuda.
Porque el mundo descansa.
Pero la naturaleza sigue cantando,
mientras yo en estos versos
solo deseo seguir su batuta
de verdad y dulce desconcierto.
La música genuina de la vida
a fin de cuentas.
El mundo hoy descansa,
en domingo.
Pero la naturaleza sigue componiendo
la belleza en cada pulso de vida.
Y yo solo ahora sigo su música,
en este domingo natural.
VOLAR SIN MÁS
Yo ahora vuelo sin más,
y tal vez también sin menos.
En mi alma palpita un pájaro
dormido que quiere salirse
de este cementerio de sueños
para surcar los inhóspitos vericuetos
de la belleza en este mundo
de demasiados locos normales.
Yo ahora vuelo sin más,
aunque sin elevarme demasiado.
No quiero que la altura
derive en vértigo egocéntrico.
Tan solo quiero volar sin más,
y tal vez sin menos.
Y quien quiera darme su ala,
aquí tengo mi gravedad de dudas
y mi esperanza gobernada de sueños.
Para volar sin más.
ABRE TU ALMA
Tu alma tiene puertas.
Puertas de luz, puertas de sombras,
puertas de estrella y puertas de mar
que podrían llevar en su corriente
al poema más bello de todos:
tú mismo sin nadie más.
Abre tu alma y desnuda tu corazón.
No dejes en las sombras del miedo
lo más bonito que tienes:
tú mismo sin nadie más.
Abre tu alma.
PASAJERO DE LA PALABRA
Hoy tengo ganas de escribir.
Quiero pasearme por cada golpe
de sílaba que se asome
a mi mente, cual pájaro de luz
que se posa en mi conciencia
para llevarme volando hasta la belleza.
Volver a ser aquel pasajero de la palabra
que emprendía periplos sin rumbo
definido por la duda, el miedo
y la metáfora ambigua de la vida.
Subir por las escaleras al cielo
que pueden brindarme las líneas
de un papel aparentemente en blanco,
en que palpita el alma
de mi inspiración humano.
Hoy tengo muchas ganas de escribir.
Y volver a viajar como antes
por el ingente verbo de la belleza.
Por las palabras de mi genuino
ser altamente humano.
MUY PEQUEÑOS
Dicen que soy pequeño,
que no valgo demasiado,
pero bajo mi cama albergo
una ciudad de flores y maravilla.
Un lugar en donde gobierna
la belleza del sentido común,
y llueven metáforas de lo maravillo
que resulta asomarse al amanecer
de la vida cada día,
pese a todas las sombras del mundo.
Un sitio en el que solo truena
el recreo de la primavera,
cuando florece de cada silencio
alguna historia desconocida,
una palabra que hasta entonces
solo pastoreaba el viento
como una oveja descarriada
en un papel en blanco,
en busca de la sílaba o el verbo.
Dicen que soy pequeño.
Dicen que somos muy pequeños,
pero dentro nos habita un alma
inmensa como el universo,
conmigo, con nosotros mismos.
Solo sigue siendo humano,
aunque digan que seamos muy pequeños.
Llora, canta, sonríe, brinca, vuela
y solo piérdete en tus dudas,
no en los caminos únicos
que te quieran imponer.
Pequeños, pero grandemente humanos.