EL VIENTO ME DICE ADIÓS
El viento me dice adiós ahora.
Acarrea tus besos de nostalgia,
y tu piel de melancolía,
y tu belleza de ausencia.
En una metáfora de aire
que abraza desesperada
los últimos coletazos de un otoño
cuya hojarasca seca sabe ahora
a tus abrazos perfumados de lejanía.
El viento me dice adiós,
y me persigue ahora tu hálito
de nostalgia y el cándido verbo
de echarte de menos.
Estoy solo a una poesía
de reencontrame contigo.
A un soplo del viento
que me dice adiós de ti.
NUEVO AÑO
Nuevo año. Nueva oportunidad
para que la primavera se asome
a los balcones infinitos
de tu mirada.
Nuevo año. Nuevos latidos
del alma por cantarme
la armonía de la poesía.
Nuevo año. Nueva poesía.
Nueva vida para la belleza.
ABRE LOS OJOS
Abre los ojos. Mírate adentro,
y escucha esa música del corazón
que te late en tu alma humana.
Ve hacia tu mirada de esperanza,
y viaja hasta en la melancolía
por las alas de agua
de tus lágrimas cual metáfora
maravillosa de la nostalgia.
Abre los ojos. Mírate adentro,
y despierta tal vez ese gigante dormido,
universal y de luz
que siempre has sido,
aunque nunca lo supieras.
Abre los ojos. Sueña contigo.
Con ser tú con todo
el universo que te rodea.
Pura poesía propia
desde tu verso de honestidad.
Abre los ojos. Mírate adentro,
y búscate como si fuera
el más bello de tus periplos:
cuando te encuentres,
empezarás a encontrar la vida.
Abre los ojos y mírate adentro.
OTRO IDIOMA
Nosotros ahora y siempre
hablamos otro idioma.
Cuando en los ojos sobrevuela
un agua de nostalgia,
y la melancolía se posa
en la mejilla como un río
agridulce de recuerdos pretéritos.
Cuando nos decimos todo sin hablar,
y nos tocamos la desnudez
del alma sin rozarnos la piel.
Desde las silentes palabras
del alma cuando canta y ríe,
y el cuerpo responde
con una ópera de latidos
de sandía y primavera.
Nosotros ahora y siempre otro idioma:
el silencio de quienes se aman
desde la poesía del lado
sincero del coraz´no.
ESTOY CON MUCHOS, SOY MUCHOS
Estoy con muchos, y soy muchos.
En un mismo cuerpo, a veces,
parece que me golpean el pecho
miles de latidos de sandía
que no llegan a ser corazón.
El ruido de la ciudad me distrae.
Y cuesta mucho encontrar
la armonía de la vida
entre tantas notas cotidianas,
acordes desafinados de melancolía
y silencios de nostalgia.
Pero pese a todo.
Y pese a estar con muchos,
y ser muchos, siempre busco,
entre todas las interferencias
que implica este mundo sin poesía,
busco la música de mi corazón:
la canción que es mi alma.
Pese a estar con muchos
y ser muchos.
