CERDOS ELEGANTES
No se ve porqueriza a la vista
detrás de las corbatas
entrelazadas en algunos cuellos,
y los dogales de belleza
que tanto esclavizan el amor.
¿Y dónde está el barro
en el que se revuelcan los puercos?
Ay, es una lástima
que no siempre los cochinos
se vistan de cerdos.
Y huela tan bien la mierda,
aunque se vista, a veces, de seda
y verborrea grácil.
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