LA VIDA NO SE ENTIENDE
La vida no se entiende.
Ni se deduce, ni se adivina,
Ni se deduce, ni se adivina,
ni se despeja como una ecuación
matemática con el resultado
definido de estabilidad.
La vida se siente,
se sucede, pasa, se marcha,
vuela como el mismo tiempo
en el que cabalga imperceptible,
y, ante todo, solo llega
una vez a cada corazón.
Yo por eso he dejado ya
de preguntarle cómo está,
y cómo le va.
Sencillamente, la recibo
cada día como viene.
Porque la vida no se entiende:
simplemente se vive.