LA POESÍA ES AGUA
La poesía es ahora agua
que se desliza en mi memoria,
como una métafora en la lluvia
cuando cae del cielo la belleza,
sin que haga demasiado ruido
ningún trueno ni tempestad.
Agua que se transforma
como el vaivén de las olas,
y se cuela sigilosa
en los rincones de algún recuerdo
hasta la tinta.
Agua que no envejece.
Agua que cobra cualquier forma
y color, ya sea palacio
de anchos pasillos a la utopía
o estrecha calle de lujuria
transitoria hasta tus besos,
húmedos de ganas.
La poesía es ahora agua
que se acicala con el viento,
como una palabra en el verbo
que la saca del silencio,
y la lleva hasta el significado
pasando por tu nombre
y todos los nombres de la ciudad.
Y debo confesar que me encanta
beber del océano cuando es potable,
con la sal de los acíbares
y alegrías de la existencia.
Ahora que la poesía es agua,
mar y océano de virtudes
que llueve sobre la infinita
idea de la maravilla de vivir.
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