ALGÚN DÍA PARTIRÉ

ALGÚN DÍA PARTIRÉ

Algún día partiré hacia la nada

de la que vine, como un lucero

cuya luz se va apagando

lentamente en el universo

al ir asomándose el día.

Yo me iré, y se quedarán otros,

y vendrán más, y surgirán

más cosas, y florecerán

más primaveras, y se escaparán

más palabras de amor

de unos labios ansiosos.

Algún día partiré, y conmigo

quizás solo se vaya otra historia

 que aún puedo seguir escribiendo

con belleza, y esperanza.

Algún día partiré, 

seguramente a algún recuerdo.

QUE NO ES POCO

QUE NO ES POCO

Ahora mismo soy yo

quien dialoga con esta metáfora

de lo que imagino que soy,

que no es poco.

Sin embargo, sería tan hermoso

que las palabras me devolvieran

un mar claro de dudas

a mi mirada cuando se dijeran

entre sí la infinita conjugación

de la belleza del mundo,

que no es poco.

Solo, a veces, me pregunto

por qué se complica tanto

la tarea de volar sin la carga

de llevar otro con uno mismo.

Y acierto a decir

que no es poco.

LA VIDA DE LAS PALABRAS

LA VIDA DE LAS PALABRAS

Respiran. En cada sílaba

regalan un trozo de viento

para quien sabe volar

en sus lomos de belleza,

metáfora y misterio.

Cantan, se callan cuando sobra

hablar para describir lo magnífico

de estar vivo en este mundo.

Juguetean con las notas

de una guitarra cuando estalla

la música en bandadas

de flores y canciones

a la felicidad.

Y viven, y existen

como los latidos de una sandía

dentro de mi propio pecho,

cuando sueño desde la mirada,

aun sin estar dormido.

Así es la vida de las palabras.

La maravillosa vida de las palabras.

SOLO Y FELIZ

SOLO Y FELIZ

Estoy solo. Y feliz.

Tal vez, porque con la soledad

hay mucho de lo que hablar,

y en el silencio se escuchan

siempre mejor los latidos del alma.

Sin el ruido mundano

de las cosas cotidianas.

Estoy solo. Y feliz.

EN EL SILENCIO HAY MÚSICA

EN EL SILENCIO HAY MÚSICA

En el silencio, hay música.

Por eso, nuestra mirada

canta un himno a la belleza

cuando nos clavamos el amor

desde los ojos hasta el alma.

En el silencio, hay música.

Y ahora resuenan

en la pasión infinita

de amarnos nuestros besos.

EL AMOR COMO UNA GUITARRA

EL AMOR COMO UNA GUITARRA

El amor aguarda, tranquilo.

Entre ascuas silentes de música.

Como una guitarra apartada

cuyas cuerdas esperan

los dedos que las acaricien

en una sutil armonía de belleza.

Yo, en este instante, aguardo

solo a que toques las cuerdas

tiernas de alma; mi amor

como una guitarra esperando

tus infinitos dedos de cariño.