LUZ DE COLORES

LUZ DE COLORES

Ahora que me encierran

por un enemigo invisible,

me empiezo a dar cuenta

de la lúcida oscuridad

en la que vivía.

Y la luz amanece
con todos los colores
de mi esperanza,
en una dulce intemperie
de metáforas y belleza.

Sin tejados de éxito
ni prisas en vano.
Sin más momento
que ahora, ni más tiempo
que el que marca el corazón,
mientras el alma grita
desde el fondo la libertad.

Una luz de colores
que es mi vida simplemente,
desnuda y sin más subida
que la del universo.

CUENTAS

 

CUENTAS DE LA VIDA

A veces, cuento.

Y siento que cuento demasiado.

Cuento los días que se siguen

sin descanso como ladrones

del efímero tiempo que me queda.

Los números de un salario

que menguan como el rio

en plena canícula estival.

Los paisajes que no contemplado,

confinado, desde mi ventana,

y el vuelo que no termina

de llegar a mis alas de cartón.

Nunca había deseado tanto

salir del mundo, lejos,

hacia algún lugar certero,

hacia mi mísmo.

Sin tantas cuentas.

A veces, es cierto

que cuento demasiado. 

Y solo, a fin de cuentas,

solo la vida cuenta. 

Y con la libertad

se suma al universo.

TOCA VOLAR

NOS TOCA VOLAR

Ahora, cuando más lejos

parecen estar las alas,

y tras las ventanas solo se palpa

desazón y sueños rotos.

Ahora es cuando más

nos toca desplegar las alas,

y volar.

Volar, aunque sea desde dentro

y para dentro del alma.

Nos toca volar.

AHORA QUE ME HAN CONFINADO

AHORA QUE ME HAN CONFINADO

Ahora que me han confinado,

y las calles se vacían de ruido

para llenarse quizás de músicas,

tan extrañas e insólitas

entre la algarabía,

como el canto de un pájaro.

Ahora que no salgo mucho

de mi casa, estoy aprendiendo

que mi soledad no está tan sola.

Que después de que todo parezca caer,

siempre hay algo que se levanta,

como la voz de un silencio

del que hace tiempo nos olvidamos.

Y que no sirve de mucho el dinero

cuando el pensamiento no es libre.

Y es entonces cuando me escucho

más alto y claro el corazón.

Y es entonces cuando respiro

a bocanadas los vientos de esperanza

que mi alma tanto callaba,

entre números y economías utópicas.

Ahora que me han confinado,

y me han reducido a las cuatro paredes

de mi casa, 

me doy cuenta

de que el universo es enorme.

Y mi vida un gigantesco planeta

de historias por descubrir,

mientras ahora me confinan,

y abro de par en par las ventanas

infinitas de mi esperanza al alma.

AMAR BIEN

AMAR BIEN

Cuando ames, no ames a media

Ama bien. Ama hasta que te corte

la respiración un beso a la tierra,

y amanezca la primavera

de la felicidad en tu alma.

Ama el murmullo del mar

sin pausas en los ruidos

cotidianos de la ciudad.

Ama cuanto te rodea

con una mirada transparente

y pura, como cuando nada

importaba, salvo que una pelota

botara o los dragones 

escupiesen fuego desde el papel.

Cuando ames,

no busques migajas

de alguien que no quiera

amarte igual tampoco.

Cuando ames, ama bien.

Cuando se ama bien,

se quiere el universo.

DEMASIADAS PREGUNTAS

SIN DEMASIADAS PREGUNTAS

A veces, pregunto demasiado.

¿Dónde queda la felicidad?

¿Está lejos el mar?

Si no soy poeta,

entonces, ¿por qué escribo?

Y me atormenta tanta

sin respuesta.

Ahora, en mi tranquilidad.

Tal vez, ahora que, sereno,

estoy amando este momento,

sé lo que es ser feliz,

y dónde queda el mar

aunque no aparezca sobre mi ventana.

Amar. Quizás la vida solo consista

en eso: amar y amarse en todo.

Sin demasiadas preguntas.

NO SOY DEMASIADAS COSAS

NO SOY DEMASIADAS COSAS

No soy demasiadas cosas

ahora mismo desde nunca.

Una estadística más a la izquierda.

Una pregunta humana

de respuesta incierta.

Un camino descarriado

buscando su senda correcta.

Cansancio que no se siente

capaz de subir montañas,
aunque a veces la incertidumbre misma
sea una escarpada escalera
de dudas y desazón.

Una letra que no encuentra

siempre verbo en la oración

principal de la vida

para unirla con la subordinada

de los miedos o la felicidad.

No soy demasiadas cosas,

pero encontrarme lo supone todo.

Al fin y al cabo,

sin mi planeta no podría

aspirar al universo de belleza

que encierra el mundo.

Aunque no sea demasiadas cosas.

¿POR QUÉ DEBERÍA ESTAR TRISTE?

¿POR QUÉ DEBERÍA ESTAR TRISTE?

A veces, la tristeza llega

a las puertas de mi emoción

sin pedir permiso,

como la soledad cuando vence

la tarde y viene de la mano

de la nostalgia a acompañar

melancólicamente el silencio.

Estoy a punto de soltar

una lágrima y verter otro verso

perdido en alguna gaveta escondida.

Es entonces, cuando en mi mirada

 se asoma una brizna de esperanza,

que late al compás

de todo lo que vive sin más

a mi alrededor.

Observo correr el mar sin dilación,

mientras unos pájaros cantan

en lo alto la armonía de un ocaso

que deja morir otro día más.

Contemplo cómo cae el sol

para dar paso a otra luna preciosa,

que me vigila desde lo alto

para que no anochezca demasiado

mi metáfora gobernada de alegría.

Y me golpea el alma 

una música de certeza:

me está latiendo la vida dentro

como en todas las cosas

que me cercan en un parlamento

de belleza y buenos augurios.

¿Por qué debería estar afligido?

Tristeza, solo te dejaré un ratito

a la vera de mi soledad.

Luego, seguiré soñando mi vida.

¿Por qué debería estar triste?

AHORA LAS PALABRAS

AHORA LAS PALABRAS

Ahora las palabras saltan,

revolotean como mariposas

en una flor de utopías.

Corren como el aire

en un viento de metáforas

que me empuja esta mañana

hacia un sueño posible

de poesía y buenos días.

Y vuelan como mis alas

de imaginación por una estrofa

de gobiernos de deseo

del buen amor y las caricias,

cuando se conjuga en un plural

de ternura.

Ahora las palabras, por un momento,

son mías y se tornan ingrávidas

en la página mientras mi memoria

sobrevuela algún recuerdo hermoso,

triste o universal.

Y sueñan, laten en mi alma

como mi corazón en el pecho.

Ahora las palabras son mías.

Y vuelan mi fantasía de ti.