¿POR QUÉ DEBERÍA ESTAR TRISTE?
A veces, la tristeza llega
a las puertas de mi emoción
sin pedir permiso,
como la soledad cuando vence
la tarde y viene de la mano
de la nostalgia a acompañar
melancólicamente el silencio.
Estoy a punto de soltar
una lágrima y verter otro verso
perdido en alguna gaveta escondida.
Es entonces, cuando en mi mirada
se asoma una brizna de esperanza,
que late al compás
de todo lo que vive sin más
a mi alrededor.
Observo correr el mar sin dilación,
mientras unos pájaros cantan
en lo alto la armonía de un ocaso
que deja morir otro día más.
Contemplo cómo cae el sol
para dar paso a otra luna preciosa,
que me vigila desde lo alto
para que no anochezca demasiado
mi metáfora gobernada de alegría.
Y me golpea el alma
una música de certeza:
me está latiendo la vida dentro
como en todas las cosas
que me cercan en un parlamento
de belleza y buenos augurios.
¿Por qué debería estar afligido?
Tristeza, solo te dejaré un ratito
a la vera de mi soledad.
Luego, seguiré soñando mi vida.
¿Por qué debería estar triste?
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