CONTRAPESO
La vida, a veces, pesa demasiado,
como un yunque que aplasta
todo mínimo atisbo de utopía,
todo leve horizonte de esperanza.
El Sol, entonces, casi no amanece
aunque no haya nubes que lo tapen.
Y llueve, y truena, y una tormenta
de congoja arrambla toda chispa
de luz que pudiese asomarse
a la mirada desde los pies
siempre firmes del alma,
pero de barro cuando la melancolía
arriba a las costas del recuerdo,
como un bote a la deriva
y la nostalgia como único pasajero.
Y yo sé que ahora te pesa.
Me lo dicen tus ojos constelados,
eclipsados ahora quizás por una bruma
de incertidumbre y miedo.
Yo siempre te digo,
aunque no lo creas,
que en tu mirada salgo del mundo
hacia un remanso de paz
en que solo nosotros nos queremos.
Y ningún ruido estorba.
Solos, con la música silente
de unos besos en armonía.
Con el amor como contrapeso
a la gravedad intensa de una vida
que se me aligera un poco
en tus abrazos.
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