TOCAR MADERA
Tocar madera dicen que da fortuna,
una suerte de probabilidad hermosa,
una dicha en la que siempre gobierna
una sonrisa, un beso y el corazón
de un alma henchida de maravilla.
Entretanto, en estos versos,
me convierto en carpintero
de la belleza de vivir,
cual arquitecto de quimeras
con un plano lleno de preguntas
y la incertidumbre como variable
constante del camino.
Toco madera, y en la metáfora
me imagino cual ingeniero
de palabras y verbos
cuya acción imprevisible quizás
enciende alguna sombra humana
a la deriva de su propia luz,
en una suerte de milagro,
en una suerte de misterio
al que algunos llaman poesía.
Toco madera, carpintero de mundos
etéreos, arquitecto de quimeras
e ingeniero de metáforas inefables.
Toco madera, y pido al universo
que me siga dando la fortuna
de escribir mi vida en poesía
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