AQUÍ VUELVE MI NIÑO
Aquí vuelve.
Sereno, confiado y marino.
Tranquilo e infinito retorna
a las habitaciones de estrella
de entonces con la mirada puesta
en la nueva estancia.
Le siguen brillando aquellos farolillos
de fe y confianza de antes,
pese a todas las tormentas
de desilusión que ha sufrido.
Y sigue nadando un océano de luz,
aunque en la ciudad caiga la tarde
y se apaguen todas las chispas humanas
hasta el día siguiente.
Aquí vuelve.
Florido y primaveral,
aunque ya el verano asome
y agoste las rosas.
Poco importa cuando se contempla
el mundo con los ojos puros
y transparentes del alma.
Aquí vuelve.
Sereno, confiado e inmenso
aquel niño de entonces
del que nunca me llegué a despedir.
Aquí vuelve a encenderme de vida.
Bienvenido, de nuevo, mi niño.
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