PARARSE
Vamos muy rápido.
Nuestra vida se acelera
como el ritmo de nuestros trabajos
en una vida de bienestar esclavo.
Y hay que pararse.
Escuchar el mar que grita
ola tras ola la armonía
compleja y maravillosa
de la naturaleza.
Hay que pararse un momento.
Contemplar lo interior
con los ojos del alma
y la mirada intensa del mundo.
Y sumergirse en la belleza
triste o alegre de cada momento,
como el pez que aletea libre
en un océano de arrecifes.
Vamos muy rápido.
Y para quererse, sin duda,
hay que pararse un momento
a latir desde el alma.
Pararse...
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