DESAPARECIDO EXISTENTE
Estoy, pero no existo.
Solo ahora unas palabras
hablan de lo que podría ser.
Un conato de lluvia, tal vez,
en alguna mejilla triste.
Un incendio fugaz de luz
en alguna alma extraviada
o poco menos que otro viandante
sin rumbo por la ciudad,
como una hoja seca
que ya no puede aferrase
a su inexorable otoño.
Estoy, pero no existo.
Solo tal vez si paso,
si mi nombre se asoma
a la voz de algún amigo.
Lo cierto es que estoy,
pero no existo.
Solo soy un desaparecido
existente de tantos.