QUE HABLE EL SILENCIO
Tarde tranquilo. Algún pájaro
de belleza vuela en mi mente.
Quiero que pose sus alas
de fantasía en mis versos,
sin hacer mucho ruido.
Y entonces se orilla el poema
a las costas del encanto
con la única música del verso.
Con esto todo basta,
hasta el inefable gorjeo
de los grillos al caer la noche.
Lo mejor será que me calle.
Y que hable entonces el silencio.
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