MÚSICA PARA EL ALMA

jueves, 13 de noviembre de 2008

TAMAÑO HUMANO

TAMAÑO HUMANO

Mido lo mismo que una persona, aunque, en ocasiones, quiera tornarme en un ser más grande de lo que permite mi envergadura cuando extiendo los brazos y ocupo uno o dos metros de algún parque y dos o tres baldosas de largo. No soy más grande, ni más pequeño. No soy más alto, ni más inmenso, ni más poderoso que cuantos me rodean en este mundo, porque, al fin y al cabo, aunque pueda tener más ceros en alguna cuenta o me puedan elevar más algunos laureles, sigo siendo lo mismo que somos todos: seres humanos.
Adentro algo me late. Tiemblo, cuando ciertas hormigas me recorren los centímetros de cuerpos y poros que soy en forma de escalofrío permanente ante lo que se oculta y lo que está por mostrarse. Me estremezco, cuando se me clavan espadas neuronales en alguna parte malhadada de mi irrisorio cuerpo. Y me encanta beber del amor, cuando me ofrece fuentes saladas de otro cuerpo en que abrevar como una fiera bajo el hermoso yugo de la ternura insatisfecha. Soy casi yo, soy casi todos. Y no mido más que nadie, ni menos. Tan sólo soy otro ser humano.

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