POEMA DE NAVIDAD
Llega el 25 de diciembre.
Se llenan de edelweiss
los escaparates.
Todo el mundo mira
al otro lado de la miseria.
Hay que seducir incluso
a Afrodita si es preciso,
y no hay tiempo para llanto,
desahucios o atender a un Baltasar
sin pajes ni magia
en la esquina de cualquier calle.
Y que cante alguien
la marimorena de los ERE,
mientras brindan con champán
quienes quieren purgar pecados
de cariño interesado
y caridad mediática:
basta cuatro domingos
de adviento en misa
para no ser más diablo.
Ya no tiran equinos
precisamente de una Troika.
Y no apetece demasiado cantar
villancicos que ya no entonan
coplas de labranza o églogas.
Ya no tiran equinos
precisamente de una Troika.
Y no apetece demasiado cantar
villancicos que ya no entonan
coplas de labranza o églogas.
Navidad, sí, dulce Navidad..
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