SUBAMOS EN ASCENSOR
Subamos en ascensor
hasta algún punto
cercano a ese infinito
efímero que buscan
nuestros labios ávidos de besos,
aunque el de nuestro portal
solo alcance a algún sexto
de baldosas y pájaros muertos.
¿Sábes cómo?
Bésame con tus pupilas
de cielo, y lo veremos
juntos, hasta dónde
podemos subir.
Tal vez, a ese cielo
casi infinito que ahora
buscan nuestros labios
ávidos de besos.
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