DECIRTE ADIÓS
Supongo que decirte adiós
es algo harto complicado.
Aún siguen latiéndome
tus dedos al lado del alma,
como si no tuvieras ausencia
si quiera, ni besos efímeros.
Eres quizás como el agua
que nunca acaba de marcharse
de la ola, aunque se rompa
incesantemente el mar y su corriente
en la orilla.
Eres la patria que no queman
las banderas, y la tierra
que nunca acaba de marchistarse
ni con el ampo blanco de la nieve
ni la torridez inexorable del verano.
Y así, inmensamente,
me sigues viniendo a los recuerdos,
en un adiós que no acaba
de irse nunca.
Es tan difícil decirte adiós.
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