SIN MAREJADA EN EL OLVIDO
Recuerdo que antes el mar
se miraba tranquilo en sus ojos,
cual espejos añiles de bondad.
Y aún sigue bramando tranquilo.
Por lo pronto, en las pupilas
ausentes de mi madre,
no se prevé marejada de recuerdos.
Tan solo la calma de su olvido.
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