COMO EL MAR
El verde de la primavera
se desvanece cuando llega
el verano a agostar los campos.
Luego se persigue el otoño
en una intensa caída
de hojarasca,
y el invierno concluye
los latidos del año en blanco.
Y así como todo sucede,
sé que todo se desvanece.
Cada latido es un golpe menos
de música en los pentagramas
inefables del tiempo.
Un segundo menos para seguir
escuchando la armonía de la vida,
y el mundo que la acompaña.
Pese a todo, solo puedo pensar
en que quisiera ser eterno
como el agua cuando viaja
en el vaivén de las olas,
que nunca llega a morir,
que siempre, pese a la corriente
es agua, como una piedra
frente al tiempo.
Como el mar que quiero ser,
mientras escribo otro poema de menos.
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