NI EL AGUA NI LA LLUVIA DUELEN
El mar es agua, y no tiene
por qué doler más allá de las olas,
cuando azotan en una orilla
efímera de tristeza.
Ni el agua ni la lluvia duelen,
salvo que lloren piedras
de melancolía del corazón.
No existe más belleza que atrapar los sonidos del mundo en unas palabras y ahondar en sus misterios por medio de las palabras de un poema.
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