MÁS QUE HABLAR IDIOMAS
Más que hablar idiomas
deberíamos escuchar la palabra
de la tierra y la naturaleza.
Su eco silente de armonía
sin tanto ruido de máquinas,
que van robando belleza al planeta,
mientras solo se engrosan
bolsillos de caciques y peces gordos.
Su música profunda de primavera,
hojas que se caen en otoño,
y la nieve que se posa
en invierno sobre las copas
de los árboles como pájaros
de escarcha al irse derritiendo.
Más que hablar idiomas
deberíamos conversar con la Tierra,
y quizás sepamos más del polvo
desde que el universo nos trajo
y nos llevará.
Más que hablar idiomas.
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