SIN AHOGARME
De cuando en cuando,
salgo de la pecera
en la que giro cada semana
de izquierda a derecha,
y de derecha a izquierda,
como si no hubiera otra dirección
por la que seguir el camino.
Y me encuentro siempre
un insondable mar de preguntas
en el que me sumerjo
sin más aire que mis dudas,
sin ahogarme, aunque el miedo
siempre aceche y me atenace.
Son profundos mis fantasmas,
como también sé que son profundas
mis virtudes y melancolías.
Después de la pecera,
me espera el inmenso océano
de mí mismo, sin ahogarme.
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