AÚN NO SE HA TERMINADO
En ocasiones, siento algo así
como si mis pasos no tuvieran
ya resuello y mi silencio
se quedara sin eco
en la voz unísona del mar,
y se muriera como las olas
al romper en la orilla,
quizás largamente a solas.
Es como si se hubiera acabado
la música en las calles,
y se entonara en cada sonrisa
la armonía perversa del miedo.
¿Dónde quedaron ya las risas
en las colas resignadas
de un centro comercial?
¿Adónde se fueron los acordes
del tacto en la piel erizada
de los abrazos que solo suenan
a través de cámaras
y videoconferencias?
Parece que se ha acabado
la apología a los arrumacos
que antes nos dábamos sin más
para sumarnos.
Pero no, pese a todo,
aun sigue entre todo
un concierto que nunca
deja de escucharse,
por más que el ruido mediático
lo ahogue en un mar de temor.
Mi alma sigue cantando incansable
a los sueños que no se me acaben.
Aún no se ha terminado el amor.
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