SIN TOQUE DE QUEDA
Ahora quieren confinarme,
a golpe de paripé parlamentario,
aberraciones semánticas
y demás fruslerías.
Pero ya les adelanto algo:
solo se encierra a los leones
con colmillos de trapo y mentira,
y se enjaula a los pájaros
que prefieren seguir en el nido
a la espera de que otro vuele
por ellos su camino de aire,
incertidumbre y utopía.
Y yo ahora, aunque no quieran,
gobernaré en mi destino.
Cuando quiera viajar,
lo haré hacia los infinitos
puntos cardinales de mi alma.
Hacia el norte de algún poema,
cuando tenga frío el corazón.
Hacia el sur de algún acorde,
cuando mi libertad busque otra primavera
en la que reverdecer sin atajos
ni prisas.
Hacia el este de algún sueño,
cuando me llame de nuevo
a estar con él mi niño interno.
Y hacia el oeste de algún deseo,
cuando busque en tu piel
alguna tierra prometida
en la que asentar la metáfora
gravosa, en ocasiones de mi vida.
Y desee salir de este mundo
de rejas invisibles
hacia mi universo de dudas.
En mi conciencia, ya les digo,
no hay toque de queda que valga.
Quédense, sí así lo creen,
con mis movimientos mundanos.
Yo me quedo con la libertad
infinita de mi conciencia,
hacia todos los puntos
cardinales de mi alma libre.