MUY PRONTO EL INVIERNO
Le llegó muy pronto el invierno,
cuando aún no había ni asomado
su rostro de hojarasca el otoño.
A su cabello, que se inundó
de esas nieves que van avanzando
por los años como los pasos
que se desvanecen en la tierra.
A su ser y a su mento.
Le llegó muy pronto el invierno
a mi madre, cuando todavía
el verano quería seguirle acariciando
los latidos de su corazón constelado
y sus ojos añiles como el mar
de dulzura que bañaba su mirada.
Muy pronto el invierno
le llegó a mi madre.
Y yo, en este día de otoño,
solo quiero recordar
cuando la primavera la colmaba
de esa sonrisa suya que no muere.
Aunque le llegase muy pronto
a mi madre el invierno.
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