AHORA ENTIENDO MEJOR EL VIENTO
Ahora entiendo mejor el viento.
Cómo silba en las hojas
y sonríe inmaculado en la sonrisa
añil de mi alma inmensa.
Cómo me susurra el vuelo
del pájaro que,
dormido en mi letargo
de rutina y días que se persiguen
igual en cada amanecer,
sigue posándose en mi metáfora.
Ahora entiendo mejor el viento.
Y mi corazón quiere volar
hacia la belleza de estar vivo.
Con mi alma en poesía,
ahora entiendo mejor el viento.
El cielo está abierto.
INCENDIA TU VIDA
Tu existencia parece apagarse,
como una estrella moribunda
que no se quiere marchar
definitivamente de la noche.
Es entonces cuando resuenan
en tu corazón los acordes
del piano cotidiano de la armonía
acompasada de vivir.
Y el mar te besa una frente
de chispas transparentes de sudor.
Cuando estés triste,
y todo parezca gris
como un día de invierno
sin luz aparente en el firmamento,
incendia tu vida de besos,
y abrazos, y arrumacos.
Inúndala de la belleza
de tu alma humana,
y enciende el Sol que llevas dentro,
Cuando pienses que ya no queda
nada hermoso por vivir.
Incendia con tu luz tu vida.
TU VELA
Tu luz es una vela
cósmica de cariño.
Y se enciende de fantasía
cada vez que la inundas
de los colores de la vida.
Inúndate de afecto, y en cada noche
que se asome por la ventana
al paraíso de tu mirada
marina, cristalina y pura,
bésale esa frente de maravilla
que te regala cada día
al amanecer de tu existencia.
Tu luz. Tu vela de humanidad.
No la apagues nunca,
mientras te siga latiendo el alma.
AQUÍ VUELVE MI NIÑO
Aquí vuelve.
Sereno, confiado y marino.
Tranquilo e infinito retorna
a las habitaciones de estrella
de entonces con la mirada puesta
en la nueva estancia.
Le siguen brillando aquellos farolillos
de fe y confianza de antes,
pese a todas las tormentas
de desilusión que ha sufrido.
Y sigue nadando un océano de luz,
aunque en la ciudad caiga la tarde
y se apaguen todas las chispas humanas
hasta el día siguiente.
Aquí vuelve.
Florido y primaveral,
aunque ya el verano asome
y agoste las rosas.
Poco importa cuando se contempla
el mundo con los ojos puros
y transparentes del alma.
Aquí vuelve.
Sereno, confiado e inmenso
aquel niño de entonces
del que nunca me llegué a despedir.
Aquí vuelve a encenderme de vida.
Bienvenido, de nuevo, mi niño.
EN LA MUERTE
El tiempo corre imparable
hacia el final de las agujas,
y siento que la muerte acecha,
tranquila y paciente,
en el filo invisible de la tarde.
Pero mientras va llegando inexorable,
me asomo en lo aparentemente oscuro
a un gobierno celestial de estrellas
que aguardan que las incendie
de mi luz humana y amorosa.
Y se vuelve a encender entonces
la primavera de mis anhelos,
donde todo comienza.
En la muerte y lo oscuro
puede empezar y resplandecer todo.
Inunda tu alma de vida.
En la muerte, inunda tu alma de vida.
SER SILENCIO
Ser silencio. Y en el compás
del alma conjugar la belleza.
Ser silencio. Y en la armonía del sueño
sumergirnos en un mar de música
que solo escucha el corazón.
Ser silencio. Y en la quietud
ser sonoros acordes amor.
Ser silencio. Cantar la vida.
TODO TE ESTÁ BUSCANDO
Levanta la cabeza y mira
al mundo con los ojos de estrella.
Todo te está buscando
desde los ojos profundos
y sinceros de la belleza.
El mundo aguarda que lo mires.
Levanta la cabeza y observa
al mundo con los ojos de estrella
de la esperanza.
Todo te está buscando.
EN LO OSCURO
Dicen que siempre
al final del túnel
habrá algo de luz.
Y sin duda en lo oscuro
siempre está por arder
alguna constelación de cariño
olvidada en los rescoldos
de la pena y la melancolía.
En lo más profundo del alma
sigue siempre latiendo ese universo
de pequeñas estrellas de plastilina
con las que solíamos jugar de niños.
Aquella pelota que botaba
hasta el cielo en cualquier sueño.
Y aquellos noches resplandecientes
que nunca parecían amargarse.
¿Te acuerdas de la luz
que te brillaba entonces?
En lo oscuro aún sigue latiendo.
TIEMPOS MARAVILLOSOS
Eran tiempos maravillosos entonces.
El corazón se abría de par en par
al pulso inefable de la primavera,
y en el silencio se podía escuchar
la música de la belleza,
y en unas palabras a lápiz
se paseaba la inocencia a lomos
de unos ángeles de sueño.
Ahora tengo que confesar
que se me ha cerrado un poco,
un poquito el alma.
Pero siguen volando pájaros
de esperanza a mi alrededor,
y un viento de amor me empuja
a lanzarme al dulce abismo
de vivir sin premura,
pero tampoco sin demasiada pausa.
Sé que en la siguiente esquina
del camino me espera otro abrazo
de luz cuya chispita está todavía
por encender con la fuerza
de todos mis latidos.
Me aguardan de nuevo
aquellos tiempos maravillosos
de mi infancia.
