PUÑAL DE DULZURA
Esta herida no brota
en lluvia carmesí de mi piel,
porque se derrama en tinta
de tarde y nostalgia,
como el verso que nunca
deja de recitarse
aunque parezcan las metáforas
acabarse en una urbe sin belleza.
No duele. Es más,
ahora me desangro y rezumo
un ocaso de maravillo,
mientras muere otra tarde
y amanece tu recuerdo
de eso que llaman melancolía.
Tu mirada se me sigue clavando
en lo más profundo del alma
como un puñal de dulzura.
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