ESTE CUENTO ACABARÁ

ESTE CUENTO ACABARÁ

Soy consciente de que todo

volverá a lo que siempre ha sido.

Mi efímero instante de materia

se tornará en el polvo cósmico

del que surgí hace una treintena

de breves años.

Y dependerá de cómo lo susurre

en los brazos del viento

si sabré volar ese momento

o me quedaré sentado y triste

esperando la última noche

por miedo a romperme los huesos

en alguna caída más que probable.

Soy consciente de que todo

lo que empieza acaba.

Y este cuento llamado vida

no iba a ser menos.

Mientras ese momento llega,

procuraré que los silencios

suenen a arpegios de guitarra siempre,

aunque afuera estorben los ruidos

cotidianos de siempre.

Y además disfrutaré de su hermosa

loca, bella y poética lectura.

Sabiendo que este cuento

acabará pronto algún día.

SIMPLE AMOR

SIMPLE AMOR

No puedo quererte ni poco,

ni mucho, ni demasiado,

ni apenas, ni a penas,

ni a alegrías, ni a tristezas.

Solo puedo amarte a secas.

No amarte a tientas o a destiempo.

Nuestra forma de querernos

roza el mundo desde el cariño

sencillo y casi infinito de abrazarnos

el alma sin tocarnos, a veces.

Y en cada caricia es como si cruzásemos

un puente hacia la ternura

cuyo destino solo sabemos nosotros.

Y pese a ser todo tan mágico,

sigue siendo simple

como el agua que debe caer

cuando llueve o el rayo

que debe apagarse cuando amaina

la tormenta sobre el horizonte.

Por eso, no puedo quererte mejor

porque el amor es simple,

y simplemente te quiero.

SOBRE EL TIEMPO

SOBRE EL TIEMPO

El tiempo es un hijo de momentos que nace, crece, se desarrolla y se agosta junto con nuestra existencia desde la primavera de la infancia hasta el invierno en que se tornan las nieves de la edad en el cabello en el hermoso ocaso de la vida, un momento en que nuestro tiempo dará el tierno relevo a otros tiempos.

DÉJAME QUE TE TOQUE

DÉJAME QUE TE TOQUE

Déjame que te toque,

y no me entiendas mal.

No quiero que mis dedos

crucen en este instante tu hermosa
geografía de lujuriosas curvas.

Tampoco pretendo deslizar

mis ganas por tu cuerpo desnudo,

perlado en sudores de rocío.

Déjame que te toquen

mis palabras otra parte

de cuyas siluetas solo saben

los horizontes de nuestro pensamiento,

al echarnos de menos.

Déjame que te toque

el alma desde un recuerdo,

y nos devuelva de nuevo

al poema sutil de querernos.

Déjeme que te toque

el alma de otra manera.

BESARTE LA MIRADA

BESARTE LA MIRADA

De tus ojos emerge ahora

la tierra del mundo que quiero

pisar a través de mis ganas,

mientras tiendo puentes de metáforas

hacia tu alma desnuda.

Tus pupilas son como un poema

de color para una ciudad gris

por la que mi historia se llena

de días azules, aunque no siempre

amanezca el Sol en lontananza.

De ahí que quiera tanto ahora

besarte con unos versos el mar

que encierra tu mirada.

TÚ NO ES QUE VUELVAS

 

 

TÚ NO ES QUE VUELVAS

Aunque ya me dijeras adiós,

permaneces en este instante

y no es que vuelvas:

nunca acabas de marcharte.

En la lluvia lloran tus lágrimas

tiernas sobre las mejillas

de mi nostalgia de quererte.

Y cada vez que se asoma

el sol entre las nubes grisis

o una tormenta casi interminable,

sé que tú estás mirando la ciudad

desde mi mundo de metáforas

que te invocan en silencio,

sin decir más que tu nombre

entre imperceptibles recuerdos.

Tú no es que vuelvas,

es que no acabas nunca

de marcharte de la manera

inmensa en la que todavía te amo.

Nunca vuelves, porque nunca

has terminado de decir adiós.

Nunca vuelves, no.

Ni hace falta que vuelvas.

FRENTE A LA VERDAD DE QUERERNOS

FRENTE A LA VERDAD DE QUERERNOS

Nunca sabré muchas cosas.

No sabré todos los idiomas

del mundo, aunque, a veces,

en una ráfaga de aire

no deje escapar la metáfora

linda que siempre aguarda

al tiempo para que la lleve

hacia algún ritmo, y la vuelva

poema dulce y cotidiano.

Nunca sabré muchas cosas.

Se me irán como arena y agua

entre los dedos los besos

que nunca saciaron sus ganas

en los labios ausentes 

de la soledad,

y así muchas cosas.

Las horas, la luz de la mirada

y exactamente cómo brilla.

Nunca sabré muchas cosas,

y otras muchas se marcharán

de mi historia como las letras

del silencio cuando alguien

las convierte en golpe de voz,

palabra y verbo.

Sin embargo, en mi ignorancia

pequeña y absoluta,

siempre sabré algo.

Ahora mismo te quiero,

aunque desconozca por qué.

Nunca sabré muchas cosas,

pero para el amor siempre

nos bastará con tendernos

un puente de abrazos al alma.

Entonces hablará el corazón.

Y no hará falta que sepamos

muchas cosas.

Nos bastará con sabernos

ciertos y desnudos frente a la verdad

de querernos.