EN NUESTRA TIERRA

EN NUESTRA TIERRA

En nuestra tierra, somos nosotros

los dueños de nuestro territorio

de besos y nuestro gobierno

de abrazos y ganas.

En nuestra tierra, impera el poema

de amor ajeno al ruido

mundanal de la ciudad.

Ahí escribimos en la desnudez

de nuestros cuerpos la longitud

infinita de nuestras almas queriéndose.

En nuestra tierra de universo,

somos infinitamente inmensos.

PERDERME CONTIGO

PERDERME CONTIGO

Quisiera perderme contigo,

en tus brazos, en tu cuerpo,

en la dulzura de tus desnudez,

del mundo y sus acíbares.

Trepar por los besos

hasta ese cielo sin ruido

de monotonía ni largas colas.

Subir desde tus pies

hasta lo insondable de tu alma

a los sueños más altos.

Y navegar por el mar

sin olas ni corriente

de nuestro ardiente deseo

de querernos.

Quiero salir, perderme contigo.

Y en las líneas de cuerpo

hermoso y bello seguir

el camino más maravilloso

de la utopía perfecta de amarnos.

Quiero perderme contigo

rumbo al poema de vivir.

PARA QUE SEAMOS

PARA QUE SEAMOS

No quiero ser solo

nostalgia en tu recuerdo.

Alegría en tu felicidad

de versos sin tacto.

Presencia en tus pensamientos

de aire en un viento

de flores silvestres de cariño.

Quiero ser más.

Quiero que seamos dos variables

en una ecuación de ternura.

Amantes en el cuerpo

y en el alma.

Darte un beso en la mejilla,

y quererte a todas horas.

Con tu maquillaje de sonrisas,

y con tu cara recién levantada.

Cuando te acuestes y duermas,

y detrás de los párpados tal vez

me sigas queriendo sin más.

Y cuando me des la mano,

quiero volar contigo

hacia nuestra utopía de querernos.

Que nos demos un abrazo

de veras que nos abrase

en la desnudez de nuestros cuerpos.

Que seamos el mundo

para nosotros.

Y nada, y todo.

Quiero ser contigo

para que seamos.

DOS

DOS

Dos. Maravilloso número,

cuando sumamos.

Y somos tú y yo

sin dejar de ser nuestros.

Dos. Hermosa cifra

de amarnos tú y yo.

SIEMPRE TE ESCUCHO

SIEMPRE TE ESCUCHO

Siempre te escucho,

aun en pleno silencio.

Y aunque en la ciudad

solo se oiga el murmullo

de una leve llovizna de invierno.

Me late el alma al pensarte,

y esa música es más fuerte

que todas las armonías del mundo.

Desde mi corazón, siempre

me estás hablando

aunque el aire no roce tus labios

en una sílaba de ternura.

Porque me late el alma enamorada,

siempre te escucho.

TU INMENSA PEQUEÑEZ

TU INMENSA PEQUEÑEZ

Tú eres inmensa en mis instantes

cotidianos, aunque en la rutina

de la ciudad solo seas dos pies

más caminando hacia el trabajo.

Tú y yo somos grandes,

cuando me quieres,

y yo te quiero y juntos,

con tus pequeños detalles,

nos olvidamos de lo demás.

Y el mundo es solo nuestro

cuando lo encerramos en un beso.

Amo tu inmensa pequeñez,

porque me hace grande,

aunque yo tampoco sea

más que otro soñador

en una urbe desilusionada.

Tu inmensa pequeñez

es mi mundo más grande.

EN TU MIRADA DESCANSA

EN TU MIRADA DESCANSA

Cuando te miro, todo se detiene,

y tras tus pupilas vislumbro

el mundo de estrellas

que enciende mis ganas

de quererte como unas farolas

las avenidas de una playa.

Todo se calma. Todo se sosiega

cuando me quedo embelesado,

mirándote, aun desde la estrofa,

y en tu mirada descansa la ciudad

de ser ciudad, y el mundo

se para un rato en sus quehaceres

de farragosa y agobiante resolución.

Te miro. Todo se calma,

salvo el corazón,

que se me acelera de deseo.

Y es entonces cuando quiero

penetrarte el alma desde mi cuerpo.

Mientras en tu mirada descansa

el mundo de ser mundo.