ANTES BASTABA UN PAPEL
Antes bastaba un papel
para viajar a cuaquier sueño.
Las hojas parecían no doblarse
al peso de dos yunques
cansados de pupilas.
Y sólo agotaba pasarse el día
jugando a la guerra de las bolas
de esputo y plastilina.
Eran otros tiempos
en los que mis ojos
no eran tan viejos como ahora.
Y descansaba, entonces,
una estrella siempre en la memoria,
aunque todo el cielo se apagara.
Y no quedara un astro
vivo en el univeros:
siemprl la imaginación
tenía la última llama de vida.
Viajar en los papeles
como un niño que construye
sueños con rayas de tinta.
Así caminaba yo antes
de conocer el camino duro
de vivir.
domingo, 25 de enero de 2009
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