NO ERAS CENICIENTA
No eras Cenicienta.
Tampoco atraís pescadores perdidos
con un simple canto.
Y no caíste tampoco en las redes
fantásticas de Alicia
y su país de maravillas.
Sin embargo, te quise sin más.
Y te sigo queriendo sin recortes:
las tijeras sólo las emplean
quienes reducen la belleza
tener menos arrugas en el rostro.
Yo, simplemente, te quiero,
Porque ya es un mundo
poder descubrirte despierta
cada mañana.
Y que no me des la espalda
en un sueño.
No eres ninguna ninfa.
Y no bajaste de ningún Olimpo.
Pero puedo decirte una cosa:
te venero como la única religión
que profesa mi ternura al tocarte.
domingo, 18 de enero de 2009
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