NO SIEMPRE EN UN COLUMPIO
La vida dura poco
sentada en un columpio.
Nos empieza a pesar el tiempo,
y debemos bajarnos de la nube,
cuando nos envejecen los ojos.
Y ya no se puede jugar a la guerra
sin que aceche la bala
perdida en alguna esquina.
Y ahora es mi turno
de dejar la guardería
de los sueños de plástico
para llegar....
quien sabe si a mi vida
después de dejar atrás los columpios.
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