TUVIMOS QUE SER
Tuvimos que ser
choque de lujuria.
Dos trenes que se encuentran
en la mitad del trayecto
durante la fugacidad
de un encuentre entre vías,
y la eternidad de ese adiós
que habita en las estaciones
aun después de la partida.
Los ojos sumergiéndose
en la mirada, y el corazón
volando más allá del pecho
para encontrarnos vivos
en un dulce infarto de deseo.
Tuvimos que ser
dos cuerpos, y escalar
la cuesta de una fábula
o un verso para ser poema.
Tuvimos que ser, amor,
lo que ahora no somos:
el mundo
sin el recuerdo
que ahora tenemos que ser,
mientras no te olvido.
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