EXTRAÑA SEÑORA
Hace ya tiempo que me la crucé en mi consciencia y en mi rutina diaria. Se convirtió en una vecina impuesta cuyos ruidos o desmanes tenía que soportar aunque no quisiera. Pagaba, al parecer, el alquiler del mundo y la Sociedad de Bienestar. Ya la notaba un tanto extraña por aquel entonces. Parecía deambular de un lado a otro sin rumbo fijo. Eso sí: se movía a velocidad de vértigo entre bits, bolsas eléctricas, parqués, y otros lugares en los que se huele cierto aroma a riqueza de plástico, papel o disco duro. Además, parecía sentirse en su salsa entonando ciertas canciones de compra y venta de valores no morales, y bailando un vals financiero un tanto extraño al compás y de la mano de algo abstracto a lo que denominan mercados, donde no se vende ni mucha fruta ni demasiado pescado.
Ahora resulta que se infla, no se infla, se desinfla, crece, decrece, se endeuda, se ralentiza, se dispara, hace malabares, va al baño también de paso y pide papel higiénico al Estado por la posible diarrea contenida con tanto vaivén desenfrenado. Muy rara esa misma señora que conocí algún tiempo, mientras se despertaban de su letargo los pocos atisbos de lucidez que me permite un mundo con más sombras que claros. Algunos afirman que la perciben un tanto débil en algunas partes, y vigorosa en otras. Se lleva bien con algo a lo que llaman "emergentes" y parece entablar conversaciones con los "frontera". Se vuelve loca, se emborracha de placer con los derivados, no del whisky, de la leche u otros productos precisamente. Se embriaga, y no tiene miedo de sentirse mal e indispuesta la mañana siguiente porque son otros los que pagarán la resaca de tanto frenesí descontrolado.
Tampoco le preocupa mucho vender la piel del oso antes de cazarlo o irse de juerga al casino. Son otros también los que pagarán los posibles despilfarros y malas jugadas. Un tanto egoísta también esta señora, aparte de incívica y algo inestable. Supongo que son las consecuencias de tanto inflarse, desinflarse, ralentizarse, correr, dispararse, desplomarse, fundirse, volver a remontar, crecer, decrecer, tornarse enana, expandirse. Si es que son demasiadas cosas para una sola, Sra. Economía. Relájese un poco y deje que los mortales algo más ordinarios vivamos tranquilos. Son todavía las once de la noche. Y quiero seguir soñando sin que usted me moleste mucho, si es posible.
Atentamente
Un ciudadano preocupado por la humanidad
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