NO QUIERO IRME ANTES
No quiero irme antes
de la última campanada
de diástole en mi corazón.
Habré de marcharme algún día
como el barco sepia de la tarde
que desembarca hacia la noche
en las olas sutiles del tiempo.
como el barco sepia de la tarde
que desembarca hacia la noche
en las olas sutiles del tiempo.
Eso lo sé a ciencia cierta.
No soy perpetuo, ni eterno.
La lluvia me moja,
la tempestad me aterra,
y la muerte sin duda
va a alcanzarme también.
Pero no quiero irme antes
de que venga a buscarme.
No quiero degradarme
entre alcobas vacías,
pasos cansados de oficina,
y la rutina de un mediodía
triste y lóbrego en el que solo
se asoman estelas de luz
frágiles en las ventanas,
mientras me apago tras el Sol
de LCD artificial
de algún ordenador.
Ahora me toca vivir.
Darle un beso
a mi amada Felicidad,
que me aguarda tranquila
y sosegada tras esta pequeña
tristeza que me sobreviene,
de cuando en cuando sin más.
Pero así como la tormenta
no dura siempre,
las lágrimas no son océano
que no puedan secar
ni mil veranos.
No quiero morirme antes
del último día de todos
sin haber visto la vida
de veras.
No quiero irme antes.
No, eso no.
No quiero irme antes.
No quiero irme antes.
No, eso no.
No quiero irme antes.