INVIERNO DE LA VIDA
Recuerdo que alguien me dijo
que ya sabría algo más
de lo que veían mis ojos,
si cuando llegara al invierno
de la vida supiera haber amanecido
la belleza en cada una
de las estaciones vitales anteriores.
Ya por entonces una dulce ventisca
de años se asomaba en su cabello.
Había arreciado la tormenta
inexorable del tiempo
en su rostro arrugado sin duda.
Y sin duda también tenía razón.
Aún estoy en la primavera
de mi vida, pero ya miro mejor
las flores, días de verano, hojas caídas
que voy dejando, y la nieve
que también me esperará
en el invierno de mi vida.
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