PRESIÓN HIDRAÚLICA EN EL MAR
Se ve que nos encanta presionar.
Presionamos los sueños, la creatividad.
Cercenamos la imaginación hermosa
de un niño hasta que le angostamos
el alma adulta
y lo volvemos otro triste
proletario sin demasiados sueños,
no vaya a ser que vea el océano
tras una pecera de monótono bienestar.
Y lo mismo parece que ahora
le hacemos al mar en que han nadado
tantos de mis versos infinitos,
mientras besaba la belleza desde un verso.
¿Qué coño hará el fracking
que solo llenará bolsillos acaudalados,
mientras se desangra aún más
la primavera en algún fondo
de un planeta cada vez más gris?
Yo no quiero que me queme las entrañas
el gas supuestamente natural
que consumo.
Y tampoco que se ensucie
la magia de una ola rompiendo
en cualquier orilla, mientras alguien
perfora la maravilla en otro rincón
por algo más de pasta.
Ya nos presionan demasiado los sueños,
y no me apetece que sigan aplastando
el mar como el papel que ahora mismo
se balancea en el asfalto
tras las ruedas de algún gigante.
¿Qué coño hará el fracking
aparte de apagar aún más
la luz marina del planeta?
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