¿QUÉ MÁS QUIERO?
Me enciendo, me apago.
Puedo estar alegre o llorar
mares de melancolía
en algún recóndito balcón de metáforas
al que solo se asoma mi tristeza.
Siento, padezco. Mis lápices
se asemejan, a veces, a ángeles
de tinta que sobrevuelan el silencio
hasta tornarlos en poesía
con una canción tranquila,
desesperada o abierta al universo.
Lo tengo todo sin duda,
aunque mis bolsillos anden vacíos
de alguna cosa que solo pesa
las monedas en que se acuña.
¿Qué más quiero
ahora que tengo toda mi vida?
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