ME SABE A CHOCOLATE
La vida ahora parece dulce,
y la lluvia parece saber a caramelo,
mientras hasta la tormenta
despide rayos de amapola
entre trueno y trueno.
El amor, entretanto, me sabe
a chocolate, mientras mis labios
van escalando las montañas
erizadas de tus senos morenos
a merced de mis arrumacos,
y al compás intenso de las ganas.
Y lo disfruto sorbo a sorbo
de belleza, mientras te pido
permiso para seguirte soñando
desde el tacto desnudo
de nuestras manos entrelazadas.
La vida, contigo, me sabe
a chocolate de poesía.
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