VOLANDO MARAVILLAS
Aún no han envejecido
mis sueños demasiado.
Se han agostado los campos
en más de una primavera muerta.
Se han angostado los caminos
por los que andan mis pies
de nubes y utopía.
La mirada me ha crecido,
y se me ha hecho más pesada
la gravedad del mundo
que antes podía cargar
en las alas de un avión
de papel alimentado
con pura imaginación.
Pero no pasada nada.
Tengo treinta y dos tacos,
y sigo volando maravillas
como cuando solo contaba
cinco piñatas en mi vida.
Volando maravillas
vivo la vida.
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