CASI NINGÚN TEMA
Ahora mismo no se me ocurre
ningún tema que suceda
más allá de los bordes
tétricos de la página en blanco.
Las palabras parecen atoradas
en algún confín del desespero,
y el viento parece no empujar
con dulzura el aire de belleza
que acarrea una metáfora
hasta otra página de mi vida.
Quizás, de todos modos,
no importa que no llueva
en gotitas de ternura la poesía,
y tampoco que se prevea
tormenta de flores distantes
en una ciudad nostálgica de ti.
No tengo casi ningún tema,
pero soy partícipe tal vez
del principal: estar vivo,
y contarles ahora mismo la magia
que supone abrir los ojos,
y en cada mirada ver
el infinito de amor del mundo.
Digamos que casi ningún tema.
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