SE APAGA EL MAR
Ella ya casi no me mira.
No me contempla como antes.
Solo de cuando en cuando
una leve sonrisa cruza su rostro
como el viento atraviesa
el aire para llevar lejos las nubes,
quizás hacia la próxima borrasca.
Mientras tanto, dicen
en la previsión meteorológica
que se avecina tormenta,
y en su alma se apaga
lentamente, con el olvido,
el mar de sus ojos.
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