AFUERA LLUEVE
Afuera llueve, truena,
la tormenta traspasa
las almas cansadas
de una ciudad sin aliento.
Pero nuestra respiración
ahora mismo es rebelde,
aunque la tempestad asome
en las calles, y las ventanas
sigan aun así tan secas
como en cualquier tórrido
día de agosto.
Por eso, aunque en este instante
llueva afuera, la situación
es algo distinta,
porque tengo paraguas:
me protege de mi tristeza
la alegría nostálgica
de quererte conmigo.
Mientras afuera llueve...
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