MÚSICA PARA EL ALMA

miércoles, 14 de noviembre de 2018

LENTAMENTE



LENTAMENTE

Todo acaba yéndose.
Lentamente, pero se va.

El mar cristalino
de los ojos de una madre,
cuyas olas las mece
el eco dulce de una infancia;
su hijo mientras juega
a descifrar el significado
del mundo a través de matrículas.

La música de un verbo
al que el silencio vigila
en su última y fatal sílaba,
el último acorde de una canción,
la última línea de un libro,
el último suspiro del poeta
al que le sobrevivirá,
a buen seguro, la poesía.

Todo acaba yéndose.
Lentamente, pero se va.

La vida es efímera,
pero yo prefiero creer
que mientras se marcha,
lentamente,
hay mucho tiempo
para que emerja la magia.

Tan solo necesito para ello
mis ojos abiertos a la mirada,
mi alma desnuda al sueño
y que esté prohibido prohibir,
 y penado a cadena perpetua
de rutina la desidia

Nada más, porque todo
se marcha siempre.

Lentamente, pero se va.

Y yo quiero vivir la vida,
ahora mismo que vivo,
también lentamente quizás,
antes de que se marche.


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