MÚSICA PARA EL ALMA

domingo, 10 de enero de 2021

BAILAN LOS ELEMENTOS




 BAILAN LOS ELEMENTOS


Bailan los elementos

al son de Filomena,

mientras observo impotente

la temerosa quietud del resto.


El invierno danza gélido

en el ampo blanco de la nieve,

aunque sea gélido.


Los pájaros parecen callar,

aunque solo aguardan tranquilos

a que asome otra vez marzo

para retomar su armonía de pentagramas

naturales sin más líneas

que el instinto.


Solo la gente no habla.

Está en silencio, mientras el miedo

grita por doquier 

entre rostros alicaídos

y escombros de sueños.


Bailan los elementos,

pese a la quietud temerosa

de toda la gente del mundo.


Y a mí también me apetece

bailarle un vals a la alegría,

con el permiso de Filomena.


Déjenme bailar con los elementos.

Pido permiso para ser feliz.

viernes, 8 de enero de 2021

EN TODOS SITIOS




 EN TODOS SITIOS


En todos sitios

está el cuerpo de mi alma,

aunque mi cuerpo solo tenga

un sitio.


Soy poesía en movimiento.

Un verso que vuela

en el aire efímero del ser.


En todos sitios estoy,

y soy parte.


En todos sitios.

jueves, 7 de enero de 2021

REFLEXIONES DESDE UN RECÓNDITO LUGAR DE ALICANTE 1






REFLEXIONES DESDE UN RECÓNDITO LUGAR DE ALICANTE 1

 

Amanece un día lóbrego y gris, como la realidad que nos rodea, en algún lugar recóndito de Alicante.

Y resulta descorazonador y patético constatar con creciente evidencia la lobotomización que acusa una población aborregada y sumisa cuyo pensamiento crítico parece haber quedado en el fondo de un abismo de desconocimiento que, a buen seguro, persistirá, porque investigar e ir más allá se revela una tarea demasiado ardua. Porque ya nadie parece acordarse de cómo nos relacionábamos y cómo pensábamos hace tan solo diez meses. Resulta también terrible darse cuenta, con la mirada de una conciencia despierta pese al potente somnífero inyectado por los medios papagayos de la propaganda oficial, cómo la mayoría parece dormir placenteramente en un letargo intelectual de monsergas prefabricadas y máximas colectivas que reducen a la nula expresión lo que vendría a ser el individuo como ser completo. Todo sea por nuestro bien, claro está. Y resulta deleznable que falsos eruditos y expertos se erijan en adalides de la conducta social y lleguen a afirmar que la capacidad crítica y de cuestionamiento constituye un "transtorno". Parece que muchos ya creen a pies juntillas lo que les dicen estos personajes, mientras se sienten cómodos vibrando en el miedo y con su bozal siempre preparado en ristre, no vaya a ser que un bichito los mate, cuando no la estulticia más supina. Quizás se han acostumbrado tanto a que les mastiquen el bistec que, en cuanto les toca masticarlo por sí mismos y sale un poco más duro de lo que creían, lo mejor es apartarlo y seguir con la parte más blanda del menú.

Dicen que la luz viaja a unos 300.000 kilómetros por segundo, aunque la luz de la verdad es un poco más lenta.

Por desgracia, nos estamos adentrando en una era de oscuridad, en un túnel de pánico sin salida en el que plantearse preguntas o no tragar con el discurso oficial es sinónimo de locura o negacionismo. Y, a todas estas me pregunto: ¿no serán negacionistas los que no quieren ver lo que está sucediendo por la supuesta y vehemente irrupción de un enemigo invisible que ha venido para quedarse? No se trata de tener la verdad en la mano, porque nadie la tiene, pero sí al menos de salir a buscarla. En este aspecto, huelga decir que estamos rodeados de perrodistas mercenarios a sueldo que ya pagarán a su debido tiempo.

Supongo que nos tocará a los negacionistas despiertos como yo seguir buscando posibles salidas a este laberinto con muy pocos compañeros de periplo, aunque una cosa les puedo decir: seguiré buscando. Seguiré andando este camino de amor, de abrazos, de dudas, de alegrías y de miedos que es la vida, aunque una OMS más que corrupta se empeñe en decirme que debo guardar la distancia de seguridad (no sabía yo que era un coche) o que no me puedo reunir con mi familia o amigos mientras el propio ministro de Sanidad no se pone la mascarilla y acude a una cena con nada menos que 150 personas, lo que supone superar en 25 veces el límite de seis que pretenden imponer.

    No me van a parar en esa búsqueda ni los toques de queda ni las medidas absurdas que adoptan desde gobiernos ineptos que, o bien son tontos muy útiles, o bien están sacando un gran provecho de la crisis sanitaria para someternos. Al menos, sé que cuando llegue esa titilante luz de la verdad, no me deslumbrará. Puede que quienes hayan decidido seguir transitando por el túnel del miedo no corran esa misma suerte, mientras aceptan que otro vele por ellos y responda sus propias preguntas o aguardan que un profeta les resuelva la vida.

 


martes, 5 de enero de 2021

ESTE POEMA ESTALLA

 ESTE POEMA ESTALLA





Este poema estalla.

Quiere ser una bomba

de razón que destroce,

con mansedumbre,

el dócil borreguismo

de la masa aletargada.


Un poema cuyas palabras

quieren caminar hacia la libertad,

esas tres sílabas que ahora

parecen escaparse como arena

entre los dedos, efluvios

de un cielo que fue antes enorme,

y ahora se ciñe a cuatro paredes.


Este poema estalla sin causar heridos.

No quiere guerras ni alentar

el desconcierto cotidiano

de esta coyuntura plandémica.


Tampoco pretende erigirse

en adalid de la verdad,

porque de esas ya hay millones.


Tampoco desea ser diferente.

Este poema estalla para construir

de nuevo los cimientos

de la razón y la justicia,

desde el corazón para romper

los frágiles fundamentos del pánico.


Este poema estalla de alegría,

entre todo este silencio aterrorizado,

que grita desazón por doquier.


Este poema solo quiere afirmar

que la vida aún existe,

pese a que digan que ya no es posible

volar en los abrazos

y columpiarse en los besos.


Este poema estalla

para pedir que de nuevo

nazca la vida.


Este poema es sencillamente

un poema que estalla

para que aflore la vida.

lunes, 4 de enero de 2021

CANCIÓN DE MI ALMA Y MI CORAZÓN

 



CANCIÓN DE MI ALMA Y MI CORAZÓN


Ya nada parece cantar,

salvo los pájaros que permanecen

ajenos al ruido de pánicos

y miedos que prevalece.


Trinan cuando amanece

en armonía con la vida

y el invierno que ya asoma

sus lazos de nieve

allende el horizonte.


Como los perros, cuando ladran

sin más al coche o viandante

que pasa por la puerta,

sin preocuparse de mucho más.


Ya nada, o mejor dicho,

nadie canta a estar vivo.


Pero mi corazón grita

en unos decibelios más

que esta vibración baja

de incertidumbre que calla

almas en el escenario

del miedo al prójimo,

a tocarse, a amarse.


Ya nadie canta, pero mi corazón

entona su apología a la vida

en cada latido y más fuerte

conforme le acompaña mi alma,

y a ella se le suman los acordes

de todo cuanto me rodea.


Ya nada parece cantar,

salvo mi alma, que truena

de esperanza ante la vida,

aunque quieran callarme.


Mi alma y corazón cantan

más fuerte que nunca.